“¿A cómo toma el CUC?”
La existencia de dos monedas en Cuba dificulta las operaciones
monetarias del Estado y también “alimenta” las actitudes
inescrupulosas.
“¿A cómo toma el CUC?”, pregunta la señora a la dependiente que vende
el queso en un mercado en el Vedado. “A 23”, le dice rápido, sin
pensarlo, porque ya es costumbre. “El Estado lo establece a 24, y la
gente en la calle lo toma según le conviene”, comenta la mujer, ya con
el producto en las manos.
El asunto se ha vuelto más que habitual y, por lo tanto, forma parte de la cotidianidad. Fenómenos como este, incomprensibles, suceden a la vista de todos y, lo peor, es que hay quienes lo asumen sin contratiempo alguno.
“Cuando te cambian un CUC (peso convertible) por 23 pesos cubanos (moneda oficial) sales bien. Yo he estado apurado y lo he tenido que tomar hasta por 22 y no pasa nada”, me dijo un cliente en ese propio mercado.
Tal ilegalidad ocurre hoy en Cuba en cualquier establecimiento comercial, dígase tiendas, mercados de productos alimenticios o unidades de gastronomía, cuando los usuarios no cuentan en un momento determinado con el llamado dinero cubano (CUP) y le resulta factible pagar en CUC.
La posibilidad de efectuar transacciones en servicios estatales de manera indistinta, con pesos cubanos y convertibles, comenzó en marzo del 2014, como parte del proceso gradual de unificación monetaria.
La experiencia inició en dos tiendas de la capital, y luego se extendió al resto del país y a la mayoría de los servicios comerciales en pesos convertibles a los que accede la población.
El CUC —entró en circulación en diciembre de 1994 como alternativa al dólar estadounidense, legalizado un año antes —, equivale a 24 CUP y se utiliza con una tasa de cambio fija.
Sin embargo, esto no siempre se respeta y ocurre lo mencionado anteriormente, pues algunas personas en franca violación de la ley se aprovechan para obtener beneficios financieros personales sobre la base del dinero de los demás.
De ahí el surgimiento de las “bolsas financieras callejeras” que sin ningún sonrojo, aceptan transacciones comerciales a una cotización establecida por ellos de 23 ó 22 CUP por un CUC.
Esto se refleja en muchos establecimientos estatales donde los dependientes —en un inicio— manifiestan no estar autorizados a aceptar ese cambio. Luego, como expresión de un “favor” lo aceptan, pero a 22 ó 23 CUP por cada CUC.
Varias páginas en internet ofrecen aclaraciones sobre el tema, dirigidas sobre todo a los visitantes extranjeros, quienes una vez en Cuba también resultan timados por esa misma razón. En ocasiones, este tipo de abuso traspasa lo permisible, debido al lógico desconocimiento que ellos tienen sobre la situación monetaria de Cuba.
Sin duda, la existencia aquí de una doble moneda ha traído innumerables inconvenientes para el Estado y la población. De ahí que la solución a este problema se haya convertido en un asunto muy sensible y un desafío para nuestro sistema bancario.
Recogida en el Lineamiento número 55, la unificación monetaria es un paso imprescindible para llevar a cabo el proceso de actualización económica que demanda el desarrollo.
Por lo pronto, en lo que llega el llamado “día cero” (cuando se unifiquen las dos monedas), tendríamos que ir pensando en establecer algún mecanismo de control para terminar con la nociva práctica de los “especuladores” monetarios, quienes “alimentan” sus bolsillos a costa de los demás.
Tomado de: Cubasi
El asunto se ha vuelto más que habitual y, por lo tanto, forma parte de la cotidianidad. Fenómenos como este, incomprensibles, suceden a la vista de todos y, lo peor, es que hay quienes lo asumen sin contratiempo alguno.
“Cuando te cambian un CUC (peso convertible) por 23 pesos cubanos (moneda oficial) sales bien. Yo he estado apurado y lo he tenido que tomar hasta por 22 y no pasa nada”, me dijo un cliente en ese propio mercado.
Tal ilegalidad ocurre hoy en Cuba en cualquier establecimiento comercial, dígase tiendas, mercados de productos alimenticios o unidades de gastronomía, cuando los usuarios no cuentan en un momento determinado con el llamado dinero cubano (CUP) y le resulta factible pagar en CUC.
La posibilidad de efectuar transacciones en servicios estatales de manera indistinta, con pesos cubanos y convertibles, comenzó en marzo del 2014, como parte del proceso gradual de unificación monetaria.
La experiencia inició en dos tiendas de la capital, y luego se extendió al resto del país y a la mayoría de los servicios comerciales en pesos convertibles a los que accede la población.
El CUC —entró en circulación en diciembre de 1994 como alternativa al dólar estadounidense, legalizado un año antes —, equivale a 24 CUP y se utiliza con una tasa de cambio fija.
Sin embargo, esto no siempre se respeta y ocurre lo mencionado anteriormente, pues algunas personas en franca violación de la ley se aprovechan para obtener beneficios financieros personales sobre la base del dinero de los demás.
De ahí el surgimiento de las “bolsas financieras callejeras” que sin ningún sonrojo, aceptan transacciones comerciales a una cotización establecida por ellos de 23 ó 22 CUP por un CUC.
Esto se refleja en muchos establecimientos estatales donde los dependientes —en un inicio— manifiestan no estar autorizados a aceptar ese cambio. Luego, como expresión de un “favor” lo aceptan, pero a 22 ó 23 CUP por cada CUC.
Varias páginas en internet ofrecen aclaraciones sobre el tema, dirigidas sobre todo a los visitantes extranjeros, quienes una vez en Cuba también resultan timados por esa misma razón. En ocasiones, este tipo de abuso traspasa lo permisible, debido al lógico desconocimiento que ellos tienen sobre la situación monetaria de Cuba.
Sin duda, la existencia aquí de una doble moneda ha traído innumerables inconvenientes para el Estado y la población. De ahí que la solución a este problema se haya convertido en un asunto muy sensible y un desafío para nuestro sistema bancario.
Recogida en el Lineamiento número 55, la unificación monetaria es un paso imprescindible para llevar a cabo el proceso de actualización económica que demanda el desarrollo.
Por lo pronto, en lo que llega el llamado “día cero” (cuando se unifiquen las dos monedas), tendríamos que ir pensando en establecer algún mecanismo de control para terminar con la nociva práctica de los “especuladores” monetarios, quienes “alimentan” sus bolsillos a costa de los demás.
Tomado de: Cubasi
Comentarios
Publicar un comentario