De cumpleaños «los muñe»

El 28 de octubre es el Día Mundial de la Animación. Durante esta jornada se conmemora la primera proyección pública del Théâtre Optique (Teatro Óptico), de Émile Reynaud en el Museo Grevin de París en 1892, claro antecedente de la cinematografía de animación.

Por todas las risas, horas de relajación, nostalgias de la niñez y tiempo con los amigos que los animados nos han hecho pasar frente a la TV, JR ofrece a los lectores imágenes de algunos de los más conocidos y de aquellos que ya estarían viejitos si fueran de carne y hueso: los que disfrutamos en nuestra ¿lejana? infancia.
Emile Reynaud creó en 1877 el praxinoscopio, partiendo del zoótropo, y consiguió la proyección de imágenes animadas en buenas condiciones.Utilizando un equipo llamado praxinoscopio, desde 1892 y durante diez años, antes de la aparición del cinematógrafo de los Lumière, Reynaud  proyectó dibujos sobre una pantalla de gelatina transparente, e hizo de sus pequeños relatos artesanales (las Pantomimas Luminosas) los precursores de la animación.



Fantasmagorie, de Émile Cohl, fue quizás el primer animado de la historia, estrenado en 1908.

The steamboat, de la compañía Walt Disney, sería el primer animado con sonido sincronizado, en 1928. Casi se puede recordar al popular Mickey silbando al ver este cuadro del filme.


Luego de la avanzada de Disney llegarían muchos otros cartoons, monitos, comiquitas, o muñe, como les llamamos en nuestro país, que difícilmente podremos olvidar. ¿O quién no reconoce al forzudo de la imagen? Fue creado por el norteamericano Elzie Crisler Segar en 1929 y su nombre hace referencia al ojo tuerto de muchos marineros: pop eye

Otras compañías, como la Warner Bros, con su serie de Looney Tunes, harían la competencia a Disney, para regalarnos personajes tan memorables como Bugs Bunny, el conejo de la suerte.

Pero no todo en la historia del muñe lo escribió Estados Unidos, como muchas otras naciones con personajes como Asterix y Obelix, los llamados popularmente Chapuceros, y tantos más, los polacos nos regalaron a los inquietos Lolek y Bolek, quienes incluso son homenajeados con una estatua en su país. Nostalgia de años pasados, dirán muchos...

«Un nadador. Necesitamos un nadador», es casi una frase popular que cualquier cubano puede usar en contextos diarios. Y es gracias a Matojo, nacido en 1961 con la aparición de la revista Pionero y en la imaginación de Manuel Lamar Cuervo.

Hay otros del patio que no necesitan ni presentación, regalos del gran Juan Padrón que han dado la vuelta al mundo. En la imagen, un cartel de Vampiros en La Habana anuncia su estreno en inglés para público de todas las latitudes.

Un solo dibujo para mucho símbolo cubano en Elpidio. «Arriba, caballero, que Elpidio Valdés no cree en nadie».

Entre los clásicos que han hecho reír y pensar en la animación con computadoras, después del salto al mundo digital con Toy Story en 1995, está sin dudas Buscando a Nemo, de Pixar, compañía que actualmente lleva a cabo las más populares películas de dibujos animados, con superproducciones muy cuidadas.

Y otro de los grandes, Shrek, un malhumorado ogro que en el fondo es, como decimos los cubanos, un «pan con ojos» llegó para cambiar la historia de los cuentos de hadas desde 2001 y se agenció con premios como el Óscar.
La imaginación y el recuerdo dan para mencionar a muchos más, desde antiguos hasta actuales, pasando por los de culturas lejanas hasta los del patio que ahora mismo se producen. Betty Boop, Bob Esponja, La hora de aventuras, El rey león...
Cuenta, ¿cuál es el cartoon, o mejor, el «muñe» de tu infancia?

Escrito por Juventud Rebelde

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