Zoológico de Villa Clara logra parto de cebra común en cautiverio
Por Ricardo R. González
A Miguel Ángel Ruiz Ramírez aún le invade la sorpresa recibida al amanecer del lunes 8 de febrero cuando llegó al Parque Zoológico Camilo Cienfuegos (El Bosque), de Santa Clara.
No podía creer lo que veían sus ojos, y se debatía entre algo ficticio o real, pero la vida demostró la arista afirmativa al lograrse el primer parto de cebra común (Equus quagga) en cautiverio acontecido en Villa Clara.
Para el subdirector técnico del complejo, si bien el hecho constituye una novedad, lo trascendental se circunscribe a las condiciones en que ocurrió este alumbramiento. Miky, como lo conocen todos, sabía que la pareja de cebras Anselmo y la Loca —apodo atribuido al propio temperamento de la hembra— esperaba su descendencia, en medio de situaciones complejas que iniciaron horas después del traslado de ambos desde la Pradera Africana, en el Zoológico Nacional, hasta el centro de Cuba, aunque el destino prefijado era otro.
Ahora la convivencia transcurre en plena armonía. Bella, la cebrita, ya no se mantiene tan apegada a su madre como en los primeros días. Poco a poco demuestra la adaptación al mundo, a pesar de que la progenitora sigue dándole refugio y protegiéndola de los intrusos.
Una especie de caricia resulta el mimo predilecto. Después la madre mira a su alrededor y se cerciora de que no existen inconvenientes, como aquel domingo previo al nacimiento, en que todo estaba normal, a pesar de ser una de las jornadas de mayor afluencia de visitantes.
«Ya en horas nocturnas —relata Miky—, la guardia notó cierta intranquilidad en un ejemplar que no ofreció signos de alarma ni augurios de parto inminente, mas al incorporarse los técnicos a sus labores, cerca de las 6:00 de la mañana de aquel lunes, descubrieron que habitaba el nuevo retoño en el área expositiva.
Así comenzó a sacar la placenta al tiempo que acariciaba a la cría con puro instinto maternal, ese que impedía la aproximación del padre, que se mantenía alejado y debía conformarse con miradas desde la distancia. Por esa razón, sus cuidadores habilitaron un segundo comedero para el macho, que no demostraba signos de agresividad.
«Creo que la Loca escogió el mejor día para parir. Un lunes, en que el zoológico cierra sus puertas al público y regala su sosiego, pero en verdad no esperábamos una cría tan grande ni tan vital, argumenta Ruiz Ramírez».
La historia no contada
Reproducir cebras en cautiverio no es difícil, pero su domesticación resulta, prácticamente, imposible debido a un temperamento que rechaza cualquier tipo de manipulación.
Ello impidió el pesaje de la nueva inquilina al nacer, y luego de varias dudas, acompañadas de alguna que otra contradicción, se determinó que era hembra.
Hasta aquí todo parece normal; sin embargo, lo desconocido es que la madre de la cría permaneció en estado crítico casi desde la llegada a la instalación, hace algo más de dos años.
La travesía desde La Habana resultó bastante traumática, a pesar de que venían en huacales independientes. El estrés del viaje, unido a circunstancias inusuales, posiblemente, influyó en la depauperación de la hembra.
«Enfermó, y hasta hubo que retirarla del perímetro expositivo para aislarla en un cuartón. Por las características de la especie era imposible realizar complementarios. Con la ayuda del Zoológico Nacional se logró sedarla y tomar muestras de sangre y heces fecales, en busca del diagnóstico y tratamiento preciso.
«No contábamos con que sobreviviera. Era necesario levantarla para las labores de aseo ante la falta de fuerzas, y someterla a una alimentación especial. Mudó todo el pelo, perdió los cascos y no tenía listas visibles en su cuerpo, aunque nunca existió la hipótesis de sacrificarla.
«Gracias al trabajo de técnicos, veterinarios, cuidadores, y a la colaboración de expertos capitalinos recuperamos el animal», enfatiza el funcionario.
Una vez salvada, la incógnita era cómo reincorporarla a su sitio habitual, y si se adaptaría de nuevo a este. Todo fue planeado. Abrieron el cuartón de recuperación, y como el ejemplar estaba en un período de celo llegó sola hasta la puerta del lugar. Los relinchos agudos emitidos a distancia, en franca comunicación con el macho, constituyeron un sello de garantía para el coito.
Comenzaron las primeras cópulas, pero según las cuentas sacadas ya había pasado la etapa fértil dentro del período ideal en la fase de celo, y no hubo gestación. A los 15 o 20 días volvió el apareamiento, y este segundo intento fue decisivo para el embarazo.
Cebras en el zoológico
Hubo que esperar 12 meses aproximadamente para disfrutar del encanto en un lugar de Santa Clara que no está destinado a la reproducción, pero donde todas las crías logradas resultan bienvenidas como lo es también esta Bella, que constituye la nueva mascota del Zoo citadino, a pesar de que su madre, la Loca, la contonee con sus afectos maternos hasta que cumpla el año, y Anselmo, el padre, ya disponga del permiso para acercarse a su cría.
Contrastes
La publicación El Confidencial reflejó la «noticia» hace menos de un año: Una animadora, de 19 años, apasionada a la caza y alumna de la Universidad de Texas, desató polémica en las redes sociales luego de publicar en su página de Facebook un conjunto de fotos de los animales que ha exterminado durante años.
Según el reporte se siente orgullosa de matar especies salvajes, y muestra instantáneas con cadáveres de leones, búfalos, rinocerontes, elefantes, leopardos, cebras o hipopótamos.
En su récord aparece como la mujer más joven en exterminar a las cinco grandes bestias, y no se extrañe si aparece sonriente mientras abraza a un leopardo sin vida sumado a la larga lista de sus aniquilaciones.
Otro informe da a conocer que la caza indiscriminada deja sus huellas, y las cebras Equus quagga quagga ya no existen en el Planeta porque el hombre propició su ocaso a fines del siglo XIX.
Ni más ni menos, y en un punto tan minúsculo como el Parque Zoológico de Santa Clara, otros humanos hacen hasta lo imposible para salvar una cría, a pesar de que la instalación carezca de condiciones para asimilar la fase reproductiva.
¿Tenemos o no nuestras Razones?
Memorándum
—Existen varias especies de cebras del género Equus. Las de Grant son las comunes, y habitan en sábanas, praderas y pastizales, mientras rechazan desiertos, selvas y humedales.—El color de estos animales es negro con rayas blancas y no lo contrario, pues las pruebas de los embriones demuestran que el fondo es oscuro, a fin de propiciar camuflaje ante los depredadores.—A pesar de la vigilancia constante de los padres, solo el 50 % sobrevive durante el primer año.—Cuando reposan o se acicalan permanecen una junto a la otra, pero en posiciones invertidas. Cada ejemplar tiene su cabeza hacia el lado trasero del otro a fin de que la cola de uno pueda espantar las moscas u otros insectos de la cara del otro.—Los sementales de cebras acostumbran a levantar su labio superior en aras de incrementar el sentido del olfato, y detectar ciertos olores en la orina de la hembra que determinan las condiciones de apareamiento.—Si las orejas permanecen erguidas significa que la cebra está tranquila o tensa; si apuntan hacia delante indica temor, y solo en casos extremos tienen partos gemelares.
(Tomado de Vanguardia, Santa Clara)
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